Ayer observé cómo caían las hojas de los árboles y en ese mismo preciso instante me di cuenta de que el otoño acecha. Se asoma sigilosamente, nos saluda el otoño más incierto y triste de nuestras vidas. Hay un fenómeno que se conoce como síndrome afectivo estacional y les ocurre a algunas personas, en parte a mi también, normalmente se suele dar en los cambios de estación, y muy especialmente entre el periodo que comprende del verano al otoño. Cuando acaba el verano, hay una tristeza inherente en el ambiente.O al menos eso siento yo. Los días son menos largos, la noche se apodera de nuestra agenda, los primeros jerseys, los primeros calcetines e infusiones calientes, la alegría propia del verano se va evaporando lentamente, tan lentamente como el caer de las hojas.
El otoño para mi siempre ha sido sinónimo de renacimiento, mucho más que las promesas de un nuevo año, el otoño es sinónimo de mutación, de cambiar la textura de la piel donde habitas. Este año además, el síndrome afectivo estacional y esos cambios propios del mes de Septiembre vienen acompañados de un porvenir incierto, de un futuro próximo sin música, apenas sin teatros, cines, sin cultura. Y sin cultura no hay mañana. No hay mañana que valga la pena. Sin cultura nos marchitamos, sin cultura seremos menos libres, sin cultura deambularemos sin rumbo fijo. Una cultura que por cierto, se ha reinventado para seguir ofreciendo espectáculo en época de pandemia. Un sector que ha invertido para seguir ofreciendo cultura a la sociedad en tiempos de crisis. Una cultura que es donde la mayor parte de la sociedad se refugió en la sufrida cuarentena….Ya sea a través de la música, el cine, las artes escénicas, libros, todos y todas consumimos en menor o mayor medida cultura. Esa cultura que ahora está siendo maltratada, incluso diría olvidada. Es por ello que movimientos como los de Alerta Roja sean imprescindibles en ésta época y nosotros , como consumidores tenemos que apoyarlos. Porque si no hay cultura, no habrá mañana. Gracias a Alerta Roja Eventos, a Somos Música y a todas las plataformas que dan voz, impulsan y ayudan a un sector tan criminalizado injustamente. La cultura no es un botellón. La cultura es educación. Y la educación es indiscutible.Este año la gira, como dice la camiseta ,será en casa, pero luchemos ahora y levantemos el puño para que no sea así el próximo año y podamos irnos de gira de verdad.Y si puede ser, que el bolo sea muy lejos de nuestras casas.
Hola, me ha gustado mucho leerte y conocer tu blog.
Ojalá podemos disfrutar de la cultura mucho más, en cuanto mejore la situación porque es muy necesaria. ¡Que ganas!
Pepa
Si, ya se ve al fin la luz al final del túnel, un abrazo
Deseando volver a dar guerra cultural!!!
¡Sin cultura no hay mañana y por fin podemos vivir propuestas seguras como las del Vida!